Aun así, la autoridad de Riquelme sobre el campo se volvía cada vez más total y determinante, que el equipo, a pesar de tener un plantel más limitado, regresó a la final. En ella, los italianos conseguirían alzarse con el triunfo en 2 de las 6 ediciones de que dispuso, la de 1927-30 y la de 1933-35. Como una de las grandes potencias futbolísticas, se llegó a la disputa del segundo Mundial que se celebraría en suelo italiano.